Estás en la tienda, listo para pagar y la cola más corta es la de la caja automática, así que te arriesgas. Observas a otros clientes tanteando el terreno, buscando el código de barras de un paquete de papel higiénico, buscando el código de los plátanos que se han olvidado de pesar o esperando a que un empleado se acerque para aprobar un cargo de la tarjeta. Al final ¿es más rápido? ¿Tiene que estar un “humano” atento?

Las máquinas de autopago automáticas se han generalizado ya en Estados Unidos, en minoristas como Walmart, Target y CVS bajo la premisa de que ayudan a los clientes a salir más rápido de la tienda y liberan a los empleados para otras tareas, o permiten a las tiendas reducir el personal. Sin embargo, la experiencia del cliente no ha sido precisamente la idónea.

“Todo el mundo las odia”, afirma Abhinai Srivastava, Consejero Delegado de Mashgin, que trata de sacar partido de esta experiencia, a veces frustrante, para vender su propia línea de novedosas máquinas de autopago. “La idea es buena, pero la implantación no ha sido tan buena”.

Mashgin, con sede en Palo Alto (California), ha dedicado los últimos ocho años a aprovechar los avances tecnológicos para crear una máquina de autopago de última generación que no requiere que los clientes escaneen los artículos. En su lugar, el sistema de mostrador utiliza inteligencia artificial para identificar y registrar los artículos automáticamente. De este modo, los clientes pueden pagar en tan solo 10 segundos, ocho veces más rápido que en una máquina de autopago normal. “La mayor parte de ese tiempo se pierde buscando la tarjeta de crédito”, explica Srivastava. Gracias a esta mayor eficiencia, un minorista puede adquirir una sola de sus máquinas en lugar de dos o tres de las tradicionales.

Las máquinas están ganando adeptos. Circle K va a instalarlas en 7.000 de sus tiendas en los próximos tres años. Esto se suma a su programa piloto de uso de la tecnología en 500 Circle K. Mashgin también ha instalado sus máquinas en cientos de otros lugares, incluidas tiendas de conveniencia como Ampm y Delek de Texas, así como aeropuertos, cafeterías corporativas y estadios como el Wrigley Field de Chicago y estadios como el Madison Square Garden de Nueva York.

Forma parte de un intento de acabar con las colas en las cajas (y, presumiblemente, con muchos de los cajeros humanos que las atienden), ya que se espera que la llamada tecnología de cajas inteligentes procese unos 400.000 millones de dólares en transacciones de aquí a 2025, según Juniper Research.

“Roba la compra”

Existe otro concepto aún más innovador que el de las cajas automáticas. Lejos de los supermercados convencionales, el gigante de las compras online, Amazon, creó un nuevo concepto de compra basado en el autoservicio y la tecnología Just Walk Out. Es decir, cuando llegas a la tienda de forma automática se te asocia a tu cuenta de Amazon, puedes coger lo que quieras de los estantes y no tienes que pasar por caja, porque no hay ni cajas ni empleados que te cobren. ¿Dónde está el truco? Pues en un sistema de visión artificial, sensores y aprendizaje automático que detecta lo que hemos cogido al salir del establecimiento y lo carga a nuestra cuenta de Amazon. Eso sí, para comprar en un Amazon Go es indispensable ser usuario de la plataforma.

Para desarrollar semejante sistema de reconocimiento la compañía ha instalado decenas de cámaras montadas en el techo del local, cada centímetro está cubierto desde diferentes ángulos, por lo que no hay ningún punto ciego. Estas cámaras se complementan con otras de detección de profundidad y con sensores de peso en los estantes que reconocen el peso exacto de cada producto. Toda la información se procesa en una unidad central, pero por curioso que parezca no hay un reconocimiento facial como tal, el sistema detecta tu entrada y según el aspecto de tu ropa y por donde te muevas te asocia a tu cuenta, pero no por tu rostro.

El interés de todo esto es si se puede engañar al sistema y llevarte un sándwich gratis o no, no es tan fácil. Para entrar debes hacerlo acercando tu teléfono a los pases de seguridad, por lo que desde que entras ya estás identificado. Puedes coger una bebida y meterla directamente en el bolso, de forma disimulada si quieres, pero desde el momento que se coge de la estantería Amazon ya lo sabe. Y si de alguna forma alguien consiguiese tapar una cámara (o varias), el sistema es capaz de seguir funcionando, según ha indicado Amazon a TechCrunch, han comprobado que el sistema sigue trabajando aunque varias cámaras dejen de funcionar.

Veremos si en un futuro no muy lejano el concepto de logística en supermercados nos sorprende.